miércoles, 19 de diciembre de 2007

Posada Navideña

Algunas imagenes de la posada en el grupo de Quinto A



























lunes, 17 de diciembre de 2007

Los alumnos de la escuela presenciaron una función de títeres.







Dentro del Festival Internacional de Titeres "Pedro Carreón" los alumnos de nuestra escuela presenciaron una obra montada por una compañia venezolana.

Festejo de los cumpleañeros de diciembre







En el mes de diciembre festejamos a Valeria, Cristina, Ariel y Francisco Javier. He aqui algunas graficas del convivio.

lunes, 12 de noviembre de 2007

CELEBRACION DEL DIA NACIONAL DEL LIBRO


CON UN FESTIVAL, LOS ALUMNOS DE LA ESCUELA CELEBRARON EL DÍA NACIONAL DEL LIBRO ESTE 12 DE NOVIEMBRE.



jueves, 1 de noviembre de 2007

Celebración del día de muertos en nuestra escuela.

Los alumnos de quinto B se disfrazaron para participar en una fiesta en su grupo.



Un grupo de admiradoras en el altar dedicado a ValentínElizalde.





















Con el montaje de un Tapanco, un altar, un periódico mural y panteones, los alumnos de nuestra escuela realizaron las actividades alusivas al día de muertos.
Los alumnos de quinto A colaboraron con los alimentos que se colocaron tanto en el tapanco tradicional yoreme como en el altar de muertos.
A continuación unas imagenes de esta actividad.

sábado, 20 de octubre de 2007

Participaron en el evento de despedida de los maestros.

La Banda de Música del Colegio de Bachilleres y los alumnos de quinto A, con un bailable veracruzano y la interpretación de una canción, participaron en el evento de despedida a los queridos maestros.





Ceremonia de reconocimiento a maestros

En una emotiva ceremonia, les furon entregados reconocimientos a los maestros que prestaron sus servicios en nuestra escuela.














miércoles, 10 de octubre de 2007

Una actividad divertida

El grillo visitante
Ramón Cordero G.
Llegó a la casa sin que nadie lo invitara. Algo típico de ellos, los grillos.
Desde el principio debimos imaginar que iba a ser fuente de problemas y que, por añadidura, pondría a la familia de cabeza. Sí, tal cual: unos contra otros en discusiones sin fin, lo cual nunca había ocurrido en un grupo tan unido.

La visita inesperada
Fue una noche, al estar todos a punto de dormir, cuando nos dimos cuenta de que había entrado un intruso. Era tarde, la luz se había apagado igual que el televisor. De la calle apenas llegaba el murmullo de algún auto. Todo listo para el descanso, la casa permanecía en silencio pero, ¡caramba! Alcanzamos a escuchar sus pisadas, a pesar del cuidado que había tenido el husmeador por pasar desapercibido.
Seguro que él no había notado la envoltura de papel celofán que quedó en el piso después de haber sido volada por la brisa nocturna.
“Trac... trac... trac... trac...”
Mamá se levantó de un salto. Estaba sumamente nerviosa e insistía en que papá se hiciera cargo de la situación.
Mala idea. Ya conocíamos lo que seguía. Buscaría en el armario el bat que nunca había sido usado para golpear una pelota de béisbol. De hecho nunca había servido para nada, como no fuera el proporcionar una cierta sensación de seguridad. Papá lo había comprado, según él, con fines defensivos.
Conforme a lo esperado, buscó el recio garrote y salió valientemente con rumbo a la cocina. En nuestra casa, valiente significa que papá va equipado con su porra; pero sujeto a la espalda de mamá, quien debe ir al frente ya que es bastante menos impresionable que el autor de mis días.
El caso es que, al momento de encender la luz para sorprender al invasor, éste reaccionó tan rápido que logró ocultarse tras el refrigerador sin que pudieran verlo con claridad.
Imposible hacer una identificación, menos un retrato hablado.

Indeseable alimaña
Así como los valentones suelen exagerar: “Me enfrenté con 17 leones mientras tenía una mano atada y los ojos vendados”, de la misma forma actuaron mis papás.
Él afirmaba que se había tratado de una enorme tarántula, de esas que abundan en las selvas amazónicas, pero no en el departamento de una ciudad. Mamá decía, en cambio, que era un simple alacrán; aunque eso sí, bastante grande. También es necesario decir que por la ubicación de la casa, era poco probable que hubiera alacranes en varios kilómetros a la redonda.
Lo mejor que se les pudo ocurrir fue iniciar una cacería, motivo por el cual todo el día siguiente lo ocupamos moviendo muebles, escombrando trebejos y rociando una buena cantidad de insecticida. Rotundo fracaso. El cadáver del culpable no apareció y nos vimos obligados a hacer guardias para resguardar la vivienda de cualquier peligro.
Serían las tres de la mañana cuando mi hermano dio la voz de alarma.

¡Qué decepción!
No había arácnido y menos de escala gigantesca. Se trataba de un miserable grillo que ni siquiera llegaba a los dos centímetros de longitud. Si acaso, uno y medio. Papá blandió su bat y cuando estaba a punto de descargar el mortal golpe, fue detenido por varios de nosotros. Ahí comenzaron los problemas. El dilema era el siguiente: aplastar al grillo o dejarlo vivir.
Argumentos iban y argumentos venían, los ánimos se caldeaban, se tomaba partido y la solución final... quedó en nada. El grillo, dándose cuenta de la oportunidad que le brindábamos, aprovechó para poner pies en polvorosa, justo con el tiempo suficiente como para encontrar una rendija en la cual ponerse a salvo.
¿Más guardias? ¿Mover los sillones otra vez? ¿Volver a atentar contra la propia vida con una nueva ración de matabichos?
No, quedó decidido. El grillo se quedaba.

Noches de gala
Como teatro donde se presentan los grandes artistas de la ópera, así se transformó la casa. Imponentes conciertos en cuanto las luces se apagaban en la sala. Una aria seguida de óperas completas. Vaya tenor monumental. El grillo cantaba sin cesar, si es que así se le pude llamar a ese ruido que resulta de frotar las alas. Pavarotti, Fernando de la Mora o Plácido Domingo, eran casi mudos junto al empeñoso insecto.
¡Qué manera de escandalizar!
Hasta yo, uno de los fervientes defensores de la vida del animal, me arrepentía por haber impedido el mazazo de aquella otra noche. Comenzaba a detestarlo. Tanto que hasta inicié una investigación en libros varios, a fin de averiguar cuál sería la forma más certera para sacarlo de mi vida y sobre todo, de mis noches tranquilas.

Un libro salvador
Ah, pero de las cosas que se viene uno a enterar en los libros… Al menos para el grillo, fue su salvación. Descubrí que “cantan” para llamar a alguna grilla doncella con deseos de establecer una seria y bonita relación de noviazgo. “Insectas feas o con mal humor... favor de abstenerse”.
“Pobre poeta”, dije de mi grillo cantador. Estás condenado a la soledad y al abandono al intentar vivir como un gorrón. La razón era simple. Ninguna hembra cometería la locura ir a buscarlo, toda vez que estas damiselas, una vez fecundadas, tienen que depositar sus huevecillos bajo la tierra o en el tallo de alguna planta. Así que, no habiendo alguna de estas dos cosas en casa, no existiría pretendienta interesada, a menos que estuviera en favor del control de la “grillenta” natalidad.
Además, los bicharracos de esta especie se suelen alimentar con vegetales y algunos animalillos como los pulgones. Conclusión: nada de esto hallarían en nuestro departamento de ciudad.
Hay que imaginar lo que la presunta novia pensaría, si ello fuera dado a los insectos: “¿Muerta de hambre y sin hijos? ¡Eso jamás!


Con su música a otra parte
Transcurrieron días y semanas. El enjundioso canto comenzó a languidecer.
¿Decepción de amor? ¿Falta de comida? Imposible saberlo. Justo a los dos meses el artista calló para siempre. Los hermanos especularon sobre la posibilidad de que se hubiera mudado a un barrio más propicio para el romance.
No lo dije para no apenarlos; pero si se mudó, fue al otro mundo. En aquel libro que había consultado estaba escrito con claridad: los ejemplares de esta artística familia viven mes y medio o cuando mucho dos. Más o menos lo transcurrido desde la incursión inicial.
¿Regresará? Quizá alguno de sus congéneres.
¿Le daremos un pisotón o le dejaremos vivir? En estas condiciones, ambas cosas son una crueldad. Al menos yo me comprometo a que si otro Caruso me llega a visitar, no le daré hospitalidad. El canto gusta, agrada y acompaña, pero será expulsado de la casa y lo dejaré en libertad.

Conocer de grillos
Otro descubrimiento consistió en darme cuenta de que los grillos y otros insectos son parte de un mundo fascinante sobre el que vale la pena conocer más.
Hay muchos libros sobre ellos y la mayoría tienen unas ilustraciones que valen la pena. El mío me gusta en particular y por eso anoto los datos, por si te interesa consultarlo en la biblioteca o conseguirlo en alguna librería:
Mound, Laurence: Los Insectos. México, Alfaguara, 1992, (Biblioteca visual Altea).
¿Quieres hacer un grillo con papel y otros materiales simples? Excelente, una actividad manual que puedes encontrar en internet. La dirección es:
http://www.elbalero.gob.mx/bio/html/zoo_papel/grillo.html
Si lo que te interesa es su clasificación, algunas fotografías y datos variados sobre sus características biológicas, entonces puedes ir a:
http://redescolar.ilce.edu.mx/
Ah, pero si quieres aprender a capturarlos y hasta a criarlos, entonces debes usar estas dos direcciones:
http://insected.arizona.edu/espanol/grilloinfo.htm (para atraparlo)
http://insected.arizona.edu/espanol/grillorear.htm (la manera de criarlo)
Y para dar punto final con un toque literario, un cuento de primera línea salido de la pluma de Charles Dickens (el mismo que escribió: David Copperfield, el Cuento de Navidad y Oliver Twist), y que se encuentra en el sitio de la Biblioteca digital Miguel de Cervantes. El nombre del cuento es: “El grillo del hogar”. Su dirección:
http://www.cervantesvirtual.com
También te recomendamos que leas los artículos “Los chapulines” y “Plaga de langostas y demás saltamontes”.

El valor del mes de octubre

Valentía.-

Hombre o mujer que se esfuerza con ánimo y tenacidad para enfrentar la vida.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Con un convivio en el aula sus compañeros y maestro festejaron a Dianarely y a Nayelly por su onomástico.
















Estuvieron muy contentas Dianarely y Nallely con sus amigas.

Todo el grupo compartió en una animada reunión.








Compartieron un delicioso pastel


viernes, 28 de septiembre de 2007

El grupo de quinto A realizo una visita al mercado de abastos de Navojoa

En el recorrido loa alumnos pudieron informarse del lugar de procedencia de los diferentes productos que se expenden en el mercado de abastos.


Se aprendió el proceso de elaboración de la cecina.
























Participación de la Escuela Primaria Benito Juárez en la ceremonia cívica organizada por al Ayuntamiento de Navojoa


Aspecto del contingente que participó en la ceremonia cívica

martes, 11 de septiembre de 2007

Realizan exposición estudiantes del ITSON


una exposición sobre los grupos étnicos zapoteco y kukapás presentaron los estudiantes del Itson unidad Navojoa, el día de hoy martes 11 de septiembre

lunes, 10 de septiembre de 2007

El trabajo en el aula

Aspecto de la jornada de trabajo.




jueves, 6 de septiembre de 2007

Algo más sobre el esqueleto de Lucy

Lucy
De Wikipedia, la enciclopedia libre

"Lucy" en el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México.
Lucy es el esqueleto de un homínido perteneciente a la especie Australopithecus afarensis, de 3,5 millones de años, descubierto por el estadounidense Donald Johanson el 24 de noviembre de 1974 a 150 km de Adís Abeba, Etiopía.
Se trata del esqueleto de una hembra de alrededor de 1 metro de altura, de aproximadamente 27 kg de peso (en vida), de unos 20 años de edad (las muelas del juicio estaban recién salidas) y que al parecer tuvo hijos, aunque no se sabe cuántos.
El nombre Lucy proviene de la canción "Lucy in the sky with diamonds" del conjunto musical The Beatles, que estaba siendo escuchada por los miembros del grupo investigador la noche posterior al hallazgo.
Dotada de un cráneo minúsculo, comparable al de un simio, Lucy había andado sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización. La capacidad bípeda de Lucy puede ser deducida de la forma de su pelvis, así como también de la articulación de la rodilla.
Hasta 1977, la comunidad científica no tomó en consideración el hallazgo de Johanson y su equipo del International Afar Research Expedition. La revista Science aceptó publicar el descubrimiento de un homínido que desde entonces se llamó Australopithecus afarensis.

Edad de Lucy [editar]
La datación de una capa de material volcánico en el emplazamiento por el método de potasio-argón, dio una edad inicial de 3 millones de años con un margen de error de 200.000 años. Sin embargo, el material presentaba ciertas impurezas, haciendo la datación no muy precisa. Mediante la aplicación de otros métodos, incluyendo bioestratigrafía, paleomagnetismo, entre otros, se corrigió la datación a una edad de 3,5 millones de años. En el mismo sitio, un año después, se hallaron restos pertenecientes a un mínimo de seis individuos, dos de ellos de niños de unos cinco años, pero el esqueleto más completo fue el de Lucy, de quien se encontraron un total de 52 huesos.

Un texto de Julio Cortazar

Aplastamiento de las gotas.
Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
Escribe tus comentarios.
¿Qué te pareció el texto?
¿Qué fue lo que más te llamó la atención de él?

lunes, 27 de agosto de 2007

Para leer y pensar

Los Domingos de Anacleto
Olga Appiani
Anacleto va muy apurado. Si tiene suerte, podrá llegar a su casa sin encuentros molestos. Ya está cerca. Pronto se sentará a leer su libro preferido, mientras toma un tecito de rocío lo más tranquilo. Pero está nervioso, y con cada ruido que suena por ahí le sucede eso que le sucede siempre que se asusta. Y hasta que no se tranquiliza un poco, no puede seguir caminando.
—¡Hola, Anacleto! —saluda el pulgón Tobías, descolgándose de una hoja.
—Hola, Tobías… —responde Anacleto sin mucho entusiasmo, tratando de alejarse del director técnico del Bichingo Sports.
Pero es tarde, porque ya están rodeándolo todos los jugadores del equipo.
—¡Hola, Anacleto! —exclaman a coro.
—Hola… —suspira él, que sabe lo que van a pedirle.
¡Todas las semanas lo mismo! Ya está cansado. Entiende que lo necesitan. Pero también sabe que a ninguno le importa mucho cómo se siente después.
—Mirá, Anacleto, vos sabés que el domingo tenemos que jugar con el Bichiclub… —empieza a decir Tobías, balanceándose en un pastito.
—Sí… —suspira él
—Y también que sin vos… no podemos jugar.
—Bueno, sí, pero…
—¡Dale, Anacleto! ¡Jugá! —corean los Bichingos —¡No seas egoísta!
—Dependemos de vos, ya sabés. No podés desilusionarnos… —añade Tobías.
—Es que… después, yo… me siento muy mal… Y nadie piensa más en mí cuando termina el partido.
De atrás de una margarita sale Sabrina, la bichita más linda de toda Bichovilla. Tiene puesta la camiseta del Bichingo Sports y agita cuatro banderines con el escudo del club. Como estuvo practicando saltos y cantitos para alentar a los jugadores, está un poco sofocada… Pero más bonita que nunca, piensa Anacleto.
—Hola, Anacletito… —suspira ella; le gusta hablar así, como si estuviera por desmayarse.
—Ho… ho… hola —tartamudea Anacleto, que si pudiera cambiar de color estaría réquetecolorado.
—¿Verdad que vas a estar con nosotros el domingo?
Anacleto sabe que está perdido.
—Sí, sí, claro —contesta antes de darse cuenta.
—¡Viva Anacleto! ¡Viva el Bichingo! ¡Viva Sabrina! —gritan todos, que saben muy bien quién lo convenció.
Cuando llega a su casa, Anacleto piensa que, de nuevo, está haciendo lo que no quiere hacer. Pero nunca puede decirle “no” a Sabrina. Por más que, después, ella ni lo mire hasta el otro domingo.
—¡Bicho tonto! —dice mirándose en su espejo de chapita.
—¡Bicho tonto! —repite al tomar su sopa de yuyos.
—¡Bicho tonto! —murmura mientras se tapa con su frazada de pétalos y se duerme.
Y así sigue tratándose el resto de la semana.
El estadio está llenísimo. De un lado, los fanáticos del Bichingo Sports. Del otro, los del Bichiclub. En las tribunas de pasto trenzado, Sabrina revolea el flequillo y las banderitas.
Arriba de un hongo se instalan los relatores, Tito Firulete y Pipo Enroscado, dos caracoles viejos y rezongones. Mientras esperan que empiece el partido, los del Bichiclub cantan:
Agarráte bien, Bichingo,que vas a ver lo que es bueno…Como todos los domingos,vas a sonar como el trueno.
Y los del Bichingo les responden:
Hagan menos alboroto,manga de bichos bandidos,que van a salir todos rotoscuando termine el partido…
Los capitanes de los equipos se saludan y el gusano Toribio Liso sopla el silbato, marcando el comienzo del partido.
Entonces Anacleto empieza a sentir el susto de siempre.
Y enseguida, ¡páfate!, le pasa eso que le pasa cada vez que se asusta.
Y por eso, justamente, es que lo buscan los del Bichingo.
El esqueleto se le frunce, se le juntan la cabeza y la colita, y queda réquetelisto para jugar.
O mejor dicho, para que jueguen con él.
Porque Anacleto, el bicho bolita, juega de pelota.
Y allá va el pobre, patada va, patada viene, de un arco al otro.
—¡¡¡GOOOOL!!! —gritan los de un lado.
—¡¡¡GOOOOL!!! —aúllan los del otro.
A Anacleto lo único que le importa es que termine el partido, y le da igual quién gane.
Nunca ha tenido alma de deportista. A él, lo que de verdad le gusta es pasear por lugares húmedos y oscuros, pensando versitos para decirle a Sabrina. Aunque nunca se anime a hacerlo.
También le gusta quedarse muy tranquilo en su casa, tomando rocío con pajita y leyendo.
Pero no le gusta nada que le digan “egoísta”, o que lo miren con cara de enojo, sobre todo si la enojada es Sabrina.
Pensando en ella se afloja un poquito. Uno de los jugadores se da cuenta, y creyendo que pueden quedarse sin pelota, le pega una patada bien, pero bien fuerte.
Anacleto sale disparado por encima de las tribunas y ¡pláfate!, cae a la orilla de un charco. ¡Cómo se embarra, el pobre! ¡Cuántas palabrotas piensa!
Los jugadores de los dos equipos vienen corriendo y se lo llevan de vuelta para la cancha. Mientras esperan que se reanude el partido, Tito y Pipo dicen que nunca han visto pelota más inútil, ni jugadores más lerdos. Les encanta criticar a todos, por más que solo saben jugar a las damas.
Al fin se termina el partido. El Bichingo gana por dos goles contra uno y todos los fanáticos cantan a grito pelado:
Les ganamos otra vez,qué pena nos dan, queridos,traigan mejor un ciempiés,para ganar los partidos…
Sabrina se va a los saltos, muy apurada y sin despedirse. Y Anacleto se endereza como puede. Le duelen la espalda y la cabeza, está lleno de barro, con las antenas caídas, todo mojado y, para peor… ¡solo!
—¡Bicho tonto! —rezonga muy fastidiado— ¡Siempre lo mismo!
Y emprende el camino a su casa, un poco rengo y tristísimo.
De pronto, escucha algo y le agarra el susto de siempre. Pero medio segundo antes de hacerse bolita ve de dónde vino el ruido… ¡y el miedo se le va volando! Porque es Sabrina que llega, a los saltitos, con un botiquín de primeros auxilios.
—Hola, Anacletito… —le dice con su voz suavecita y mimosa— ¿Querés que te cure?
—¡Claro! —chilla Anacleto, enderezando las antenas y la espalda.
Mientras ella le pone curitas y le prepara un té de yuyos con aspirinas, Anacleto se siente mucho mejor… ¡y muy, pero muy feliz!
Y recita —para adentro— estos versitos:
Ya no quiero aspirinas,ni una friega con alcohol,quiero un beso de Sabrinay pasear con ella al sol…
¡Seguro que un domingo de éstos se anima y se los dice en voz alta!